El DFSK F5 es un coche por lo general bastante agradable, con un espacio interior muy generoso gracias a su tamaño exterior que roza los 4,70 metros de longitud, y a su gran distancia entre ejes, que casi iguala la de un Skoda Superb, líder en habitabilidad. Pero, además de haber espacio, el posible cliente que acceda al F5 quedará gratamente sorprendido por una calidad que se sitúa por encima de la media. Y por un equipamiento casi intachable. Equipo de serie que comprende elementos como el techo corredizo y panorámico de cristal, el portón trasero eléctrico, los faros Full LED, el acceso y arranque sin sacar la llave del bolsillo, los asientos de piel eléctricos y calefactables, el freno de estacionamiento eléctrico, el climatizador bizona o la grabación permanente de la conducción.
La estrategia de DFSK a la hora de motorizar sus modelos no es nada mala. Porque tanto para su SUV de siete plazas, el denominado DFSK 580, como para este, la marca asiática le compra los motores a Mitsubishi. Y le compra una mecánica sencilla y más que amortizada por la marca japonesa que seguramente le saldrá muy bien de precio al grupo chino. Es un motor 1.5 Turbo que en este caso rinde 137 CV -146 en el citado 580- y se asocia, como en el modelo de siete plazas, a un cambio CVT de variador continuo ZF, que aunque no es santo de nuestra devoción, parece que logra el objetivo de la marca, que es abaratar costes y ofrecer la máxima suavidad en recorridos urbanos. Lástima que el resbalamiento típico de estos cambios, potenciado en este caso al ser un CVT de la primera generación, convierta los adelantamientos o aceleraciones en carretera en un suplicio por sonoridad y la sensación habitual de que ese motor tan revolucionado no se corresponde con la progresión de velocidad del coche. Pero hay que reconocer que al final su rendimiento es bueno.
El consumo del motor 1.5 Turbo se podría haber mantenido a raya con relativa facilidad si el F5 no pesara casi 1.700 kilos. Pero los pesa, y la solución pasa por elegir sí o sí la versión Eco de este modelo, una variante a la que se le ha instalado un depósito de gas GLP de 68 litros en el maletero, lo que abarata los costes notablemente además de aumentar mucho la autonomía. De hecho, y según nuestras mediciones en conducción real, la autonomía con los 58 litros de reserva de gasolina darían para recorrer algo más de 550 kilómetros, mientras que con el depósito de gas GLP se podrían recorrer algo más de 600. Y los cálculos nos dicen que recorrer 1.192 kilómetros con el F5 sin parar a repostar costaría 120 euros, es decir, a 10 euros cada 100 kilómetros, cifra muy razonable que, además, lleva aparejada la etiqueta ECO de la DGT con todas sus ventajas.
El F5 no es un todocamino deportivo, aunque su diseño diga lo contrario. Por ello no debe sorprender que vaya genial por ciudad, autovía o autopista. Es cierto que mantiene el tipo y respeta las trayectorias con solvencia y nobleza gracias a un eje multibrazo trasero muy eficaz. Más confianza transmite su altura libre al suelo si se trata de salir del asfalto. Y aunque tiene solo tracción delantera, el F5 supera caminos e incluso se atreve con algún obstáculo mayor sin problema.
Nos han gustado muchas cosas del F5 Eco: espacio, diseño, economía de uso con el GLP, etiqueta ECO, equipamiento de serie, garantía, precio.
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